Déjame entrar
A mi ser, una dolorosa
lluvia de guantazos
y patadas sobre vacías
tapias no cesaban de caer.
Mi cuerpo de heridas
creadas fueron por los golpes
entre solitarios y mojadas
tormentas de dolor.
De repente, a mi vida
una misteriosa amiga
apareció; ¿quién era ella?-
es lo que me preguntaba.
Bajo la noche, gente
asesinada aparecía,
tiñéndolas del color
del horror y del pánico.
En las puertas de tu
sangrienta oscuridad
déjame entrar y tu blanca
palidez poder descubrir.
Imagen extraída de El Correo Web

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